Doctorado Honoris Causa

2017

Alicia Alonso

Alicia Alonso

La Prima Ballerina Assoluta, Alicia Alonso, fundadora y directora del Ballet Nacional de Cuba y una de las personalidades más relevantes en la historia de la danza a escala mundial, recibió la máxima distinción de la Universidad de Costa Rica (UCR), por su invaluable aporte al desarrollo de la danza y al fortalecimiento del arte como un elemento transformador de la sociedad.El galardón se le entregó en una ceremonia solemne, el 22 de marzo, tan solo unos días después de que el Consejo Universitario aprobara concederle el reconocimiento.

La UCR valoró el extraordinario trabajo de esta bailarina en la reconstrucción de los grandes clásicos del siglo XIX. Sus versiones coreográficas se han incorporado al repertorio de algunas de las más famosas agrupaciones de la danza en el mundo, entre las que se encuentran la Ópera de París, la Ópera de Viena, la Scala de Milán, el Teatro Colón de Buenos Aires, el Real Ballet Danés y el Ballet Nacional de Cuba, el cual fundó.

Alonso impulsó e inspiró la escuela cubana de ballet, que se caracteriza por un nuevo estilo y una nueva metodología dentro de la danza clásica y gracias a su extraordinaria labor pedagógica, han surgido varias generaciones de excelentes bailarines del más alto nivel.

Su trabajo es trascendental, particularmente en Estados Unidos, debido a su participación en los inicios del ballet en ese país, en donde formó parte de las más importantes compañías norteamericanas cuando estas daban sus primeros pasos. También es precursora en el movimiento coreográfico moderno, y fue la primera gran bailarina clásica que surgió a la fama mundial en Norteamérica, sin perder su condición de latinoamericana.

“El aporte de Alicia Alonso a la danza cubana y mundial ha permitido repensar este arte desde su trascendencia cultural y su influencia en la construcción de la identidad latinoamericana, lo que ha generado un extraordinario impacto y contribuciones únicas que han sido de gran reconocimiento mundial”, destacó el Consejo Universitario al aprobar la distinción.

Nacida en la Habana, Cuba, el 21 de diciembre de 1920, desde sus 19 años sufrió de un desprendimiento de la retina en un ojo, lo cual le ocasionó una ceguera parcial; sus compañeros tenían que estar siempre en el lugar exacto donde ella esperaba que estuviesen y utilizaba luces en sitios diferentes del escenario para que la guiaran. Pese a esta condición, a partir de su incorporación en el Ballet Theatre of New York, comenzó una brillante carrera por la cual continúa recibiendo las más altas designaciones en muchos países.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) la designó como embajadora de buena voluntad, como reconocimiento a su contribución en el desarrollo, preservación y difusión a la danza clásica.

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