Elizabeth Odio Benito: “Enseñar Derecho es la parte más jubilosa, lúdica y entrañable de mi camino”
Rocío Marín González, PeriodistaLa celebración del 74 aniversario de la Universidad de Costa Rica y la entrega del Premio Rodrigo Facio se llevaron a cabo en una sesión solemne del Consejo Universitario. (Foto: Andrea Jiménez)


El director del Consejo Universitario, M.Sc. Eliécer Ureña resaltó que a lo largo de estos 74 años, la UCR se ha caracterizado por ser una institución humanista, democrática, crítica y solidaria. (Foto: Andrea Jiménez)


El rector de la UCR resaltó que los logros que hoy enorgullecen a la Institución son producto de la participación de distintas generaciones comprometidas con la excelencia académica y el bien común. (Foto: Andrea Jiménez)


Con este premio, la UCR puso de relieve la trayectoria de la Dra. Elizabeth Odio, así como sus invaluables aportes en el desarrollo político, la justicia social y la defensa de los derechos humanos. (Foto: Andrea Jiménez)


La Dra. Elizabeth Odio es la undécima costarricense en recibir el Premio Rodrigo Facio Brenes de la UCR. (Foto: Andrea Jiménez)


Amigos y familiares de la Dra. Odio la acompañaron durante la ceremonia en la cual la Universidad de Costa Rica le hizo entrega del Premio Rodrigo Facio Brenes 2014. (Foto: Andrea Jiménez)


En una crónica que denominó “Mi camino desde y hacia el mar”, en la que entrelazó desde sus sueños de niña puntarenense hasta sus grandes logros como mujer y jurista en el ámbito internacional, la Dra. Elizabeth Odio Benito, recalcó que enseñar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica (UCR) es la parte más jubilosa, lúdica y entrañable de su camino.
Ella compartió esas y otras remembranzas, durante la sesión solemne N.° 5832 del Consejo Universitario, en la que se conmemoró el 74 aniversario de la Institución y en la cual la UCR le confirió el Premio Rodrigo Facio Brenes 2014.
Durante el reconocimiento, la Dra. Odio recordó su llegada como docente improvisada a la Universidad una mañana del mes de marzo de 1968, ante una inesperada oleada de estudiantes. “Derecho era entonces un reducto patriarcal donde por más de 100 años las mujeres nunca habían ejercido la docencia”, comentó.
Esa llamada urgente le valió para aprender mucho, pues aseguró que con sus estudiantes tuvo siempre, de principio a fin de su carrera docente, relaciones dialécticas: a veces de tesis, a veces de antítesis, a veces de síntesis, pero siempre puso lo mejor de su intelecto y afecto para sacar lo mejor de esas mentes jóvenes.
Tan solo once meses mayor que la propia Universidad de Costa Rica, doña Elizabeth afirmó que su crecimiento como persona no habría sido posible si no hubiera tenido la oportunidad de llegar a las aulas universitarias durante un cambio histórico en la enseñanza universitaria. “Un puñado de visionarios educadores, encabezados por don Rodrigo Facio Brenes, nos abrió un mundo nuevo a las y los bachilleres de 1956, que aspirábamos a entrar en la vida universitaria. Para nuestras jóvenes mentes, el desafío se llamó Estudios Generales, Facultad de Ciencias y Letras”.
Derechos humanos
En ese transitar por su vida, esta profesora emérita de la Facultad de Derecho se refirió a ciertos acontecimientos que la marcaron para que más tarde se involucrara en la temática de los derechos humanos y en su ejercicio como jueza en la Corte Penal Internacional, ubicada en La Haya, Holanda (Países Bajos).
Contó cómo, en el marco de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos, en 1993, fue testigo de dolorosas declaraciones de grupos de mujeres que venían de la guerra civil que hacia 1991 se libraba en la antigua Yugoslavia y que fueron víctimas de una atroz violencia sexual como parte del conflicto.
Además, aseguró que, años más tarde, como jueza de la Corte volvió a escuchar el dolor de las víctimas, mujeres y hombres, niñas y niños, que en los conflictos armados sufren toda suerte de violaciones a sus derechos humanos.
Aunque su paso por la Corte, finalizado en 2012, le dejó un regusto amargo por la lentitud de la justicia, manifestó que los mejores años de ese organismo están por venir. “Sé que los criminales del mundo un día comparecerán ante la justicia penal para responder por sus actos”.
Finalmente, esta distinguida abogada aseguró que su optimismo y su fe se nutrirán siempre de las pequeñas y grandes victorias de la justicia penal internacional, de los progresos de los derechos humanos, de la misión insustituible de la Universidad de Costa Rica y de la educación para que la sociedad sea más justa y equitativa cada día.
El Premio Rodrigo Facio fue instaurado en 1990 para reconocer a personas cuyo quehacer profesional y vital hayan brindado aportes al desarrollo político, social o económico del país y contribuido al avance de la equidad y la justicia social.
74 años de contribuir con la sociedad
Durante la conmemoración de los 74 años de la UCR, el rector, Dr. Henning Jensen Pennington, aseguró que esta celebración resultó más que propicia para rendir homenaje a la Dra. Odio, quien con acciones se ha esforzado por convertir en realidades concretas, principios y aspiraciones abstractas a los que la humanidad siempre ha aspirado, como la defensa de los derechos de todos los seres humanos, en particular los de las mujeres, las víctimas de la violencia y los que viven en pobreza.
“Doña Elizabeth ha sido una persona activa y polifacética, cuya incursión en muy distintos escenarios sociales y políticos, siempre estuvo guiada por propósitos y principios claros, por su esperanza en la creación de un mundo de paz, sin lugar para la violencia y la discriminación, capaz de ofrecer bienestar con equidad y justicia”, recalcó el rector.
Por su parte, el director del Consejo Universitario, M.Sc. Eliécer Ureña Prado, aprovechó la ocasión para resaltar la labor de la Dra. Odio y los aportes que durante más de siete décadas ha dado la UCR a la sociedad costarricense.
“Hoy, nuestra universidad tiene grandes motivos por los cuales celebrar, como son el crecimiento en el número de estudiantes, profesores altamente calificados, un creciente número de carreras de grado y posgrados, el fortalecimiento del vínculo universidad-sociedad, más y mejores servicios estudiantiles, mayor internacionalización de docentes y estudiantes, y avances en temas de regionalización, entre otros”.